La masa se prepara con harina, agua y sal (algunas recetas añaden un poco de levadura para mayor suavidad), formando bolas del tamaño de mandarinas.
Tras dejarlas reposar bajo un trapo húmedo durante una media hora, las bolas se estiran con un palo de madera del grosor de un dedo, llamado oklava o un rodillo de amasar hasta obtener panqueques finos del tamaño de un plato, que se cubren con un relleno y se doblan por la mitad, presionando los bordes.
Tras unos cinco minutos se les da la vuelta, dejándose cocer otro tanto.
Las variantes más populares son los peynirli (con queso blanco turco), ıspanaklı (con espinaca, patatesli (con patatas) y kıymalı (con carne molida), aunque cada vez salen nuevas opciones como con champiñones (mantarlı).
En la variedad "peynirli" muchas veces se usa "çökelek", un queso blanco sin sal, en vez del clásico beyaz peynir, queso blanco (salado) turco.