Género chico

Tuvo su gran época en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX y abarca distintas modalidades: La zarzuela grande venía evolucionando junto a la política española, ya desde Felipe IV, que introdujo el género para amenizar sus fiestas en el Palacio de la Zarzuela.Con los sucesivos monarcas el género zarzuela pasó por numerosos períodos con un constante vaivén entre crear una ópera nacional, o copiar la italiana.Por todo ello, amén de la complicada situación económica, la asistencia a los espectáculos sufre una fuerte baja.Así se mantiene la ocupación del teatro alta, pues la gente acude más debido a los precios bajos.Los bufos no obstante se verán eclipsados rápidamente por la expansión del género chico y desaparecen en 1873.Además, al tiempo se programan nuevas obras breves que cumplen este esquema en cuanto a longitud y temática alegre, notablemente influida por los bufos (con títulos más bien sugerentes como La hoja de parra o Dice el sexto mandamiento).Pero realmente pasan años hasta crearse las primeras obras con música propia, y el primer gran éxito no llega hasta 1879, con La salsa de Aniceta en el teatro Apolo, al que sigue poco después El lucero del alba de Manuel Fernández Caballero que logra un gran éxito para sus intérpretes.Es fácil ver por tanto que el objetivo del género chico será el puro entretenimiento y la diversión del público; en contraposición a los temas más serios o dramáticos, y la acción complicada de la zarzuela «mayor», el género chico simplifica todo eso, para tratar temas más bien costumbristas, acerca de la vida cotidiana en Madrid, de talante disparatado siempre y caricaturesco.Pero el lugar más importante fue el Teatro Apolo, inaugurado en 1873, donde, tras la crisis de la zarzuela grande, comienzan a programar género chico y se ven desbordados por su éxito popular.Además de en los teatros, el género chico se representaba en pequeños cafés, y durante el verano en escenarios más modestos como las populares corralas.El modelo más común —y rico por su diversidad— en el género chico es tal vez el del sainete lírico, merced al éxito estreno de La canción de la Lola (Chueca y Valverde), en 1880; aunque se cosechen otros géneros también, las obras más importantes siguen este modelo.En la mayoría de los casos consiste en una simple historia de amor que suele repetir estructura: una pareja se ama pero alguna dificultad externa les impide culminar este amor (que siempre será en boda y con final feliz); se supera esa dificultad y termina la historia con un desenlace público, final feliz y moraleja implícita o explícita (además de pedir el favor del público al concluir del todo la obra).No se suelen incluir personajes instruidos, sino que la sabiduría es más de carácter popular y sentencioso.Además el género chico tiene siempre un carácter de rabiosa actualidad: los actores hacen referencias fuera del texto, las llamadas "morcillas" (a menudo en los cuplés de la obra, donde se introducían intercalados versos nuevos, a menudo haciendo referencia a los hechos más inmediatos o al lugar donde se escenificara) al exterior más inmediato, tomando en ocasiones más relevancia esta calidad de «noticiario» que el propio argumento del que trataba la obra.El chiste y otros recursos semánticos, que son originalmente ajenos al sainete, serán incorporados más tarde por los hermanos Quintero.
La Corrala de Sombrerete , en Lavapiés , uno de los escenarios más populares del llamado "género chico".