Fulminato
El más conocido es el fulminato de mercurio, que se ha utilizado como iniciador[1] o explosivo primario en los detonadores.Es en gran parte la presencia de la simple unión débil nitrógeno-oxígeno la que conduce a su inestabilidad.[2][3][4] Su uso como fulminato de la pólvora para armas de fuego se demostró por primera vez por un clérigo escocés, A. J. Forsyth, a quien se le concedió la patente en 1807.[5] Josué Shaw hizo la transición a su uso en encapsulados metálicos, para formar una cápsula fulminante, pero no patentó su invento hasta 1822.El hecho de que estas sustancias tienen la misma composición química dio lugar a una disputa acre que no se resolvió hasta que a Jöns Jakob Berzelius se le ocurrió el concepto de isómeros.