Como Ferraz anteriormente, este profesional se dio cuenta de que el enemigo, inevitablemente viene por mar, la defensa debería centrarse en los puertos, guarnecidos por la población local bajo la responsabilidad de los respectivos condados.
[3] Como adjunto envió al inspector Diego Alvares Cardoso para planear las fortificaciones, con la solicitud de que éstas se aplicarsen tan pronto como fuera posible.
La tierra, con vistas a la ensenada, fue comprada a Pedro de Castro y Canto y, en 1576 el fuerte ya estaba capacitado para ser utilizado, siendo nombrado como Capitán General Manuel Corte-Real.
La batería cubierta que se encuentra en el mismo lado parece ser posterior.
La muralla norte estaba protegida por un foso, que en la actualidad se encuentra parcialmente tapado.
En la batería baja, necesita terminarse un tramo de pared, que se encuentra a mitad de altura, y sus lados necesitan reparaciones en la muralla antigua, que tiene algunas fallas y grietas en ella.
3° - En el ángulo de esta batería, el mar ha hecho una concavidad grande, y lo mejor que se puede hacer aquí es retirar ése ángulo más para adentro (de la fortaleza), para hacer más sólida su estructura.
5º - Los barriles de pólvora que posee, deberán romperse y colocarse en otro lugar más conveniente, porque están demasiado expuestos.
Hay un plan realizado para el fuerte con fecha del año 1772, que fue enviado a la Secretaría de Guerra en Lisboa.
En esta batería se colocó una inscripción epigráfica en basalto, que dice: Al final del conflicto de la guerra civil, el sistema defensivo de la isla en su conjunto fue relegado a un segundo plano.
También en el inicio siglo XX allí fue instalado el denominado "Puesto de Desinfección", aprovechando su ubicación, con vistas al Puerto de Pipas, al que se tenía fácil acceso por batería baja.
Posteriormente continuaron siendo construidos otros edificios con carácter de temporarios, a medida que lo necesitaban, tales como cobertizos y galpones para recolectar equipamiento e incluso una casa prefabricada.
En el período de posguerra, el ministro dos Santos Costa visitó la isla Terceira en varias oportunidades, durante las negociaciones con los Estados Unidos que trataban sobre la permanencia éstos en las islas Azores.
La fortaleza sí mismo ocupa un área aproximada de 10.504,00 metros cuadrados.
En su orilla se encuentra la Casa del Gobernador, con almacenes y un piso superior para el ayudante.
Las habitaciones están cubiertas de madera y, en la planta baja se encuentran cinco divisiones con sus almacenes, algunos abovedados.
Su artillería fue llevada a la Fortaleza de San Juan Bautista en la isla Terceira.
En el exterior de las murallas, al norte, se cavaron fosos para impedir cualquier ataque por tierra.
Con unas dimensiones de 1,5 a 2 metros de altura y una extensión aún se desconoce -que quedó en el olvido- que fue recientemente identificado, encontrándose en recuperación para abrirse al turismo.