En hipología, se conoce con el nombre de frontalera a la correa o cuerda de la cabezada y de la brida del caballo que le ciñe la frente y sujeta las carrilleras.
Pasa de uno al otro lado del propio testero, cruzando la parte superior de la frente del équido.
También se denominaban antiguamente con este nombre la testera del caballo, pieza de la armadura destinada a protegerlo en los combates.
Jenofonte la consideraba indispensable para el caballo de guerra y tan necesaria como el pretal.
[1] En el Poblado ibero del Solaig, en el término municipal de Bechí (Castellón) se hallaron unos fragmentos cerámicos de jinetes, cuyos caballos, representados de perfil, lucen frontaleras y llevan bozales.