Que esta ciudad fue la cuna natal de Francisco de Ocampo no ofrece la más mínima duda por un documento, fechado en 1633, en el que se otorgaba poder suficiente a su cuñado y a su hermana, Ana de Salazar, para poder vender los bienes que su padre les había legado a ambos como herencia.
De este primer matrimonio nacieron tres hijos, Francisco, Fernando y Salvador.
Sintiéndose enfermo e intuyendo la cercanía de la muerte, Francisco de Ocampo otorga testamento en el año 1639 nombrando albacea testamentaria a su esposa y al pintor Baltasar Tintero.
Maestro pintor y a Doña Ana María, mi mujer.
Realizó principalmente obras religiosas en madera, muchas de las cuales en Sevilla, España, ciudad en la que trabajó principalmente, pero hay imágenes atribuidas a su mano incluso en Badajoz o Canarias.