[3] Guerrero, quien jamás tuvo reparo en tratar de ocultar su misoginia ni sus asesinatos, aun así estuvo casado -procreó 4 hijos con su esposa, llamada María, y otros más extramaritales- y tuvo muchas amantes, las cuales llegaron a mantenerlo ("barbazul"); llegó a tener todo un harén de meretrices a su servicio (se cree pudo ejercer como proxeneta).
Violaba a sus víctimas para poder demostrar la supuesta "superioridad y poder" que creía tener sobre las mujeres.
[8] Según él las mujeres le debían una total fidelidad a sus maridos, el adulterio tendría que ser castigado con la muerte, consideraba especialmente pecaminosa la labor de una trabajadora sexual ya que no guardaban fidelidad hacia ningún hombre.
Muy probablemente no conoció una imagen paterna o ésta representó el patrón de la violencia contra las mujeres (un padre golpeador).
[10] Carlos Roumagnac, uno de los primeros criminólogos mexicanos,[11] concluyó que el "Degollador del río Consulado" era un criminal nato, al afirmar: Quizás los investigadores no se equivocaron en la etnia, condición social y académica del asesino, pero si en su descripción física, en su comportamiento ante las demás personas- Guerrero era educado e incluso caballeroso, era así como se ganaba la confianza de sus víctimas- y en su capacidad intelectual- jamás se identificó algún grado de deficiencia intelectual en él, y de hecho sus crímenes mostraban a un asesino altamente organizado.- No fue hasta 1908, que un grupo de periodistas quienes, quizás influenciados por la noción de Jack el Destripador, retrataron ante las masas una imagen más cercana al verdadero Francisco Guerrero: un hombre delgado de tez morena, estatura mediana, escrupulosamente arreglado a la manera occidental, con un comportamiento refinado y galante, solo con una mirada penetrante y vacía.
[13] Un hecho curioso fue que la vida delictiva de Francisco Guerrero concordó con la del famoso Jack el destripador, al igual sus crímenes tuvieron varios elementos en común.
[14] En 1908, fue publicado un reporte gráfico de uno de los ataques atribuidos a Guerrero, la supuesta víctima era una prostituta llamada Lorenza Urrutía (quien también actuaría como testigo en el juicio por la muerte de la penúltima víctima del "destripador"), según relató: ella había conocido a Guerrero cerca de las vías férreas en la colonia Peralvillo, el hombre se le acercó para "pedirle lumbre para su cigarrillo", acto después sacaría un cuchillo con el cual la amagaría, menciona le pidió lo acompañara a charlar en un punto cerca de ahí; en esta ocasión la mujer pudo escapar gracias a que engañó al asesino para que la dejara ir a "recoger un dinero".
Dos meses después se volvería a encontrar con Guerrero,[15] esta vez sin tanta suerte; la condujo hasta una cueva alejada de la población, ahí la violó y torturó cerca de 2 días, ella pudo salir con vida porque Guerrero se fue durante un momento para ir a comprar pulque.
[cita requerida] Aunque en un principio el autoritario régimen habría censurado la mayoría de las noticias que hablaban sobre los crímenes,[8] para cuando se logró capturar al asesino, la ola mediática no pudo ser contenida y Francisco Guerrero se convirtió en un hito para las masas.
[cita requerida] Francisco Guerrero solo fue condenado por la muerte de Murcia y la agresión a Emilia, no se pudo comprobar su responsabilidad en los demás crímenes.
[cita requerida] En esta ocasión Guerrero había cometido múltiples errores: un niño llamado José Inés Rodríguez había sido testigo de la violación y el asesinato de la anciana, el niño era pastor y estaba arreando a su ganado cerca del río cuando escuchó los gritos de la mujer, se acercó y oculto entre unos matorrales atestiguó todo lo ocurrido; y además dos mujeres- hermanas apellidadas Solorio- vieron a Guerrero limpiarse de la sangre en los brazos, cara y tórax con el agua del río a unos pocos metros de distancia del crimen.