Para la década de 1830, aunque si bien la población estadounidense aún era minoría, ya tenía fuerte influencia en la región.
Existen dos versiones al respecto, según la primera, la casa de Espinosa fue bombardeada accidentalmente por la Marina estadounidense; por su parte, la segunda versión maneja que la casa fue atacada por un grupo militar o paramilitar de estadounidenses, que violaron y asesinaron a las mujeres.
Como fuera que haya sido, esto naturalmente despertó en él un odio vísceral hacia los estadounidenses.
Supuestamente, Felipe Espinosa envió varias cartas al, por ese entonces, gobernador de Nuevo México, John Evans.
En otra misiva exigía inmunidad para él y para toda su familia, que se le pidiera perdón públicamente (Evans) y que se le indemnizara con 20 km², los cuales estarían fuera de la jurisdicción de las autoridades.
A finales de 1863, se encomendó una excursión de captura o ejecución, constituida por tres soldados, al aventurero Tom Tobin; ya antes se había implementado varios esfuerzos para aprehender a los hermanos Espinosa, pero nada había dado resultado.
Tobin logró lo que hasta ese momento había sido imposible, encontró el campamento de los forajidos.