[5][6][7][8] A diferencia de la dimensión cognitiva (percepciones, memoria, atención, inteligencia, creatividad, lenguaje), al hablar de personalidad se les da preferencia a los procesos emotivos y tendenciales del individuo, aunque los diferentes factores ejercen una influencia directa entre sí.
Los desajustes o trastornos son un producto de diferentes causas biológicas o medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones según ciertas categorías comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma individual.
Los dos principales sistemas de clasificación, el CIE y el DSM, deliberadamente han fusionado sus diagnósticos hasta cierto punto, pero aún sigue habiendo diferencias.
Por ejemplo, el CIE-10 no incluye el trastorno narcisista de la personalidad como una categoría distinta, mientras que el DSM-IV no incluye la transformación persistente de la personalidad tras experiencia catastrófica o tras enfermedad psiquiátrica.
Son individuos melodramáticos, susceptibles, buscan atención, estados de ánimo lábiles, con frecuencia superficiales y muchas veces tienen conflictos interpersonales intensos.
En su adaptación española, el MCMI-II incluye: Cuando las puntuaciones superan los puntos de corte establecidos, se indica una mayor rigidez en el estilo de personalidad y, potencialmente, una mayor gravedad del trastorno correspondiente.
Los problemas que presenta la adaptación española del MCMI-II como herramienta diagnóstica [13][14][15][16][17] El MCMI-II es un cuestionario usado en psicología clínica que busca ayudar en el diagnóstico de trastornos mentales.
Las puntuaciones TB relacionan los resultados del cuestionario con la prevalencia real de los trastornos en una muestra clínica representativa.
El CIE añade que para las diferentes culturas puede sea necesario desarrollar un conjunto específico de criterios que tenga en consideración las normas, reglas y obligaciones sociales de cada región o cultura.
Con los resultados obtenidos se crea un amplio concepto de la personalidad del sujeto.
Todos estos trastornos de prevalencia fueron detectados en personas condenas que ejercieron “violencia grave contra la mujer”.
Otro de los estudios, cuyos resultados provienen de las “sentencias judiciales” de la Audiencia Provincial como del Tribunal Supremo mostraron que en hombres predominaba como la prevalencia más elevada el trastorno antisocial con el 39,14 %, seguido del límite 28,18 % y el paranoide con el 18,66 %; en cambio en mujeres es más frecuente el trastorno límite.
A pesar de todo, se deben realizar más investigaciones para averiguar en realidad cuál es el influjo que tienen los trastornos de la personalidad en los comportamientos violentos y en su verdadera peligrosidad.