[4] Entre ellos el que, según un pasaje de la vida del santo, lo presenta de rodillas predicando la penitencia a un grupo de «mujeres públicas» en un burdel que luce en sus paredes varias pinturas, entre las que podrían reconocerse enfrentadas a Venus y la Magdalena.
[5] En 1639 fue llamado a colaborar en la serie de retratos de reyes para el Salón dorado del Alcázar, junto a Alonso Cano, Jusepe Leonardo y Francisco Camilo.
Pero el grueso de su obra tuvo como destinatario a la iglesia.
[6] Según Palomino murió en Madrid, «en lo mejor de su edad», asesinado por un amigo, maestro de niños en la calle del Prado, tras un incidente que tuvieron por unas palabras, en 1646, fecha imposible pues un año después firmó una Inmaculada conservada en colección particular madrileña.
[8] Lo citaba, aún con vida, Lázaro Díaz del Valle, cuyo manuscrito parece haber sido escrito en 1657.