Con la ayuda de un tetrapléjico, Félix Alonso, deja aquel trabajo y se dedica a los pobres.
Mientras cumple el servicio militar en Tetuán como enfermero, hace continuas visitas a las cabilas, que lo ponen en contacto con personas marginadas y de una pobreza extrema; la gente lo aprecia y acude a él en todas sus múltiples carencias.
Terminado el servicio, continúa en Ceuta como empleado del Estado español y con su sueldo alquila una casa para acoger a paralíticos, alcohólicos, enfermos mentales, etc. Se le unen algunos voluntarios.
En 1999 son ya 156 los Hermanos que extienden su acción caritativa en 35 casas esparcidas por la geografía española, 2 en Marruecos y 5 en América Latina donde, desde el servicio a los discapacitados físicos y psíquicos, mantienen vivo el carisma de su Fundador:
La Congregación se organiza en «Casas Familiares», que son pequeñas residencias donde viven religiosos y enfermos, acompañados por voluntarios, intentando crear siempre un clima familiar de hogar.