Francisca de Orleans

En 1921, hubo un proyecto matrimonial entre Francisca y el joven rey Alejandro I de Yugoslavia que no se llevó a cabo a pesar del apoyo oficial del gobierno francés.

Tras la Segunda Guerra Mundial la princesa se instaló en España y, posteriormente, en París, donde murió de depresión en 1953.

No sería hasta 1918 cuando esta modesta casa dejaría paso a una confortable villa con agua corriente.

Antes de la instauración del protectorado francés, los «Guisa» vivían en una relativa inseguridad en Marruecos: en 1911, una gran revuelta bereber sacudió el país y decenas de europeos fueron masacrados mientras el sultán Abd al-Hafid estaba siendo asediado en Fez.

[4]​ En 1912, Francia y España se repartieron el país y la vivienda de los «Guisa» en Larache pasó a formar parte del protectorado español mientras que la explotación agrícola de Maarif quedó en la zona francesa.

Los niños llevaban una vida bastante libre en la plantación familiar,[6]​ pero recibieron una educación muy estricta dirigida por la propia duquesa.

Enseguida, la princesa y su prole se dieron prisa por reunirse con Juan de Orleans, que estaba en Larache.

El presidente Raymond Poincaré desestimó su petición y, finalmente, entró en la Cruz Roja francesa.

Su esposa y sus hijos cuidaban a los heridos en el castillo de Randan, convertido en un hospital militar.

[11]​ Varios meses después, Francisca, su madre y sus hermanos volvieron a Marruecos, pero esta vez se instalaron en zona francesa.

En aquel momento, los ejércitos españoles estacionados en el Rif eran bastante germanófilos y la familia prefirió escapar de la atmósfera antifrancesa que reinaba en la colonia.

La guerra había dejado a la plantación sin personal europeo, por lo que la «duquesa», ayudada por sus dos hijas mayores, Francisca e Isabel, tomó las riendas de los terrenos en suelo marroquí y la propia familia se ocupó de algunas tareas agrícolas.

Sin embargo, y a pesar del apoyo del gobierno francés que veía con buenos ojos esta alianza, el proyecto matrimonial fue un fracaso y el soberano se casó finalmente con la princesa María de Rumanía.

[20]​ No sería, sin embargo, hasta cuatro años más tarde, en 1929, cuando Cristóbal de Grecia y Francisca empezaron una relación.

[24]​ Además, estaba envuelto en un aura de misterio que tenía relación con su gusto por las ciencias ocultas.

Poco después, a causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el príncipe Cristóbal viajó a Atenas para entrevistarse con su sobrino el rey Jorge sobre los acontecimientos que sacudían entonces Europa.

Durante este viaje el príncipe Cristóbal contrajo un absceso pulmonar que lo llevó a la tumba en unas semanas.

[35]​ Viuda y más arruinada que nunca, la princesa Francisca buscó nuevas formas de ganarse la vida.

[44]​ Esta división en el seno de la familia se hizo gradualmente más patente, hasta el punto de que Francisca y su hijo abandonaron Larache y se instalaron en Tánger.

[43]​ Ante la ruina económica en la que se encontraba, y tras fallidos intentos de llegar a Inglaterra,[45]​ la princesa Francisca se reconcilió con su familia y volvió a la casa de su madre en Larache.

[48]​ La vida bajo el régimen del general Franco no era boyante, pero las finanzas de la princesa se vieron fortalecidas tras la guerra.

[50]​ En su residencia francesa, la princesa se encerró en sí misma y limitó al mínimo sus contactos con el exterior, siendo escasas sus apariciones públicas.

El príncipe Juan de Orleans, «duque de Guisa».
Mapa del Marruecos español.
La «duquesa de Guisa» en 1935.
La princesa Francisca a principios de los años 1920.
El príncipe Cristóbal de Grecia y Dinamarca.
La medina de Larache.
Isabel de Orleans, la hermana preferida de la princesa Francisca.