Flujo de lodo

El material transportado tiene una granulometría muy variable, y un fenómeno singular se manifiesta frecuentemente con oleades sucesivas ("pulsaciones") debido a la obstrucción temporal del canal de transporte.

Estas coladas detríticas son fenómenos difundidos en casi todas las regiones climáticas, y revisten una notable importancia tanto por su influencia en la evolución morfológica de las cuencas hidrográficas en las que ocurren, como por el riesgo potencial que significan sobre todo en las áreas montañosas, a causa de su elevada capacidad destructiva.

En estas áreas, la disponibilidad hídrica aumenta de improviso debido comúnmente a precipitaciones intensas (lluvia, aguanieve y nieve, principalmente), lo que puede provocar una mayor escorrentía del agua por las pendientes, que a su vez arrastra y transporta grandes cantidades de detritos que luego se incorporarán al flujo de lodo.

Se forma así una masa fangosa en suspensión acuosa que se propaga como un único cuerpo, sin separación entre la fase sólida y aquella líquida.

Ello determina una elevadísima capacidad erosiva propia de estos fenómenos.

Buzones cubiertos de barro tras un flujo de lodo.