Flora de Canarias

Sin embargo, la mayor parte de ellas (exceptuando los elementos más tropicales) pudieron sobrevivir en las islas gracias a su situación oceánica y a su característica orografía, factores que mitigaron las temperaturas extremas que habían causado la extinción de sus parientes continentales.

[3]​ A comienzos del siglo XX trabajaron intensamente en la investigación botánica de las islas: el inglés Rev.

Estas zonas suelen encontrarse a altitudes más o menos definidas, aunque la altitud varía según la orientación (que influye en la pluviometría) y la orografía de la isla o zona de la isla en la que se encuentre.

En ella son comunes árboles que pueden vivir aisladamente o en grupos, tales como la sabina (Juniperus canariensis), el acebuche (Olea cerasiformis), el lentisco (Pistacia lentiscus).

Esta zona a menudo se encuentra muy degradada por coincidir con áreas de alta densidad poblacional.

Está dominada por la presencia del pino canario (Pinus canariensis) aunque convive en partes con arbustos como el codeso (Adenocarpus foliolosus), la jara (Cistus symphytifolius) y variedades de tomillo (Micromeria spp.).

Existen también otras especies que habitan al menos algunos pinares, así como ciertos endemismos propias de esta zona.

En este aspecto, es importante mencionar que algunas especies vegetales endémicas o presentes en el archipiélago han sido establecidas por el Gobierno de Canarias como símbolos de las distintas islas y del archipiélago en su conjunto.

Aeonium, ejemplo de la flora autóctona canaria.
Bosque de laurisilva en La Gomera.
Tajinaste rojo en Las Cañadas del Teide