Flora de Córdoba

Tal vez ello haya tenido que ver en la repercusión que debió tener el doble martirio en la península ibérica en el siglo IX y explique la rápida difusión de su culto.

[4]​ En Al-Ándalus, hasta el siglo XI, la Iglesia mantuvo su organización, si bien en situación muy precaria.

Flora era devota, austera y observadora de su religión, practicando ayuno a diario.

Como Flora no cede, su hermano la lleva ante el tribunal, donde confiesa ante el cadí[3]​ el ser cristiana y el haber consagrado a Dios su virginidad.

Se encontró con María en la iglesia de San Acisclo cuando rezaba para soportar el martirio.

Su cuerpo quedó expuesto para escarmiento y, tras unos días, arrojado al río Guadalquivir.