Filisto

Se le nombra como participante en la reunión en la que Dionisio I solicitó el castigo para los generales responsables de la pérdida de Agrigento ante los cartagineses en el año 406, y contribuyó a la llegada al poder del tirano, con el que dispuso de gran autoridad.

Filisto aconsejó a Dionisio no abandonar Siracusa mientras era asediada por los cartagineses en el 396 a. C. Filisto se casó, sin permiso de Dionisio, con la hija del hermano del tirano Leptines de Siracusa, por lo que fue desterrado y se exilió a la ciudad de Turios en la Magna Grecia.

Más tarde se trasladó a la ciudad de Adria, donde tenía algunos amigos.

Fue en esa ciudad donde se dedicó a la composición de sus obras, especialmente la historia que le proporcionó un gran prestigio en la posteridad.

Filisto regresó e intentó recuperar Leontinos, rebelada contra Dionisio, sin éxito.