Sin embargo, había un inconveniente: el estrecho desfiladero que se formaba entre Lorcha y Villalonga parecía insuperable.
[1] Ante esta situación José Rausell Rivas, alcalde de Gandía, y Sinibaldo Gutiérrez Mas, publicista y político liberal, solicitaron en 1883 al ingeniero Rafael Yagüe Buil Más la redacción del proyecto original del puerto.
Recibieron autorización para construir un puerto artificial en la desembocadura del río Serpis, en el Grao de Gandía.
Al no encontrar ninguna empresa española que asumiera el proyecto, buscaron inversores en Reino Unido, donde Londres era el principal centro financiero mundial.
Gandía ya contaba con comunicación ferroviaria mediante la línea de ferrocarril Carcagente-Gandía y su posterior ampliación a Denia (1864-1969).
Ya estaba casi todo preparado para hacer el primer viaje de pruebas.
A continuación, pasaba por la calle Rafelcofer del Raval y por la derecha del actual instituto María Enríquez, para cruzar el río Serpis por un puente metálico, el único de todo el recorrido que se conserva, adaptado al tránsito peatonal.
En Gandía también se encontraban las oficinas principales, en la calle San Francisco de Borja número 56.
También se conserva una locomotora de tipo "Pegasina" del año 1962, la última que fabricó la empresa valenciana Macosa.
El tren salía de Almoines y se dirigía por la actual carretera durante un escaso kilómetro hasta Beniarjó.
La estación fue derruida y actualmente se ha intentado reconstruir un edificio de nueva planta similar al original.
Por otro lado, cuando el tren se acercaba a la central del Racó del Duc reducía la velocidad para que los trabajadores de la fábrica de la luz descendieran o recogieran comida y otros bienes.
Pero, un día uno de los trabajadores se engachó y murió arrastrado, por lo que esta práctica fue prohibida.
Los trabajadores y familias de las centrales tenían que bajar hasta la parada del depósito, denominada Desfiladero.
El edificio, construido en 1894, en el primer cuarto del siglo XXI se encuentra en pie, pero completamente abandonado y carente de techo.
Cruzando el túnel número dos se llegaba a Beniarrés, donde había una estación, hoy desaparecida, que estaba en la ubicación actual del CEIP Perputxent.
Era un apeadero, que ya no existe, situado a la entrada del pueblo desde Muro de Alcoy.
También, contaba con cocheras para realizar reparaciones de urgencia, ya que los talleres principales se encontraban en Gandía.
En la actualidad, la estación ha desaparecido y en su lugar se encuentra como recuerdo la locomotora número 2, "Villalonga".
A pesar de una ligera parada en el crecimiento del transporte durante la Primera Guerra Mundial y sobre todo con la llegada de la electricidad a la industria alcoyana, en 1924 se alcanzó un récord en el transporte, con 95 000 toneladas.
Durante la Guerra, el ferrocarril tuvo un importante papel en el conocido estraperlo, con el que los viajeros intercambiaban productos por las ventanas de los vagones cuando se acercaban a las estaciones.
A pesar de la aparente recuperación durante la postguerra, gracias al elevado precio y la escasez de los derivados del petróleo, el ferrocarril se encontraba en declive pese a contar con una subvención estatal en 1940.
Fue el último empujón, un breve período de bonanza que impulsó las primeras instalaciones turísticas en Gandía, favorecidas por las aglomeraciones de alcoyanos que iban a la playa y volvían a casa el mismo día.
El tren se hizo tan popular que los alcoyanos hacían cola por la noche en la estación.
En 1963 se llegó al récord de 1200 viajeros en un día, situación que provocaba que fueran necesarias dos máquinas en los extremos para mover todo el tren o utilizar vagones de mercancías o incluso ir desenganchando vagones en una estación para volver a por ellos desde la siguiente estación.
La suerte del VAY tampoco fue mejor, ya que en sus últimos años de funcionamiento solo había un servicio diario.
Mientras que las de Grao y Lorcha se encuentran en su lugar original pero completamente abandonadas.
Por otro lado, las estaciones de Alcoy, Cocentaina, Gayanes, Beniarrés, Villalonga y Potríes han desaparecido.
Esta locomotora funcionó ininterrumpidamente durante 76 años y según consta solo tuvo una gran reparación en 1931.
[5] Existe desde hace muchos años un proyecto de vía verde que aún no se ha llevado a cabo.