No volvió a casarse, siendo uno de los virreyes solteros.
[5] Pidió ante la Corona Española el establecimiento de un comercio regular entre Nueva España y Perú.
[5] En materia laboral se habían dado en las administraciones de los virreyes anteriores largas discusiones que se dieron sobre las condiciones en que trabajaba y vivía el peonaje, así el Virrey duque de Linares, por el año 1713, detectó y estuvo en contra de lo que la mayor parte de los veedores le habían informado: que las deudas de los trabajadores y peones del campo, debido a los anticipos que se les entregaban, eran realmente impagables, lo que los había condenado a una servidumbre perpetua o de por vida, e incluso de sus hijos y generaciones siguientes, además de que los patrones (por llamarlos en términos modernos) se atribuían una autoridad que les llevaba a apresar a la mujer e hijos del trabajador que se negaba a seguir sirviendo en esas condiciones, con lo cual terminaba este doblegándose y continuar trabajando sin esperanza de liberarse, por lo que trató de impedir que esta situación continuara.
Aunque había abundancia de granos, maíz y frijol, las epidemias mataban a mucha gente que tenía que ser enterrada en fosas comunes.
Explotó los minerales del Real de Asientos y Mapimí, prohibió la fabricación de aguardiente de caña[6] y obligó al clero a comportarse en debida forma, sin dejar lugar a críticas o malentendidos.