Se cuenta que siendo niño, su padre les regaló a él y a su hermano Maximiliano Francisco una complicada máquina para acuñar monedas, con la idea de que les sirviera para aprender la lección sobre el esfuerzo y trabajo necesarios para conseguir las cosas.
María Teresa tenía mucho interés en unir la Casa de Habsburgo con la de Este, enquanto Francisco III queria evitar que, com a provável extinção da linha masculina Este, o antigo ducado familiar desaparecesse da história, sendo simplesmente reabsorvido, como um feudo imperial convertido vacante, pelo resto dos domínios dos Habsburgo.
Su obligación se limitaba a la representación de su rango aristocrático.
Le escribió cerca de seiscientas cartas reprendiéndolo y dándole consejos para que se convirtiera en un modelo para sus súbditos.
La Emperatriz era de la idea que un gobernante debería encarnar todas las virtudes y así ser un ejemplo de conducta y admiración para su pueblo.