Federico Moura

[2]​ Tuvo un rol importante dentro de la música popular, ya que su grupo dio una apertura a otros estilos e incorporó la electrónica y letras camufladas en sus canciones.

[3]​ Militó en el siloísmo, corriente político filosófica fundada por Mario Rodríguez Cobos, alias Silo, origen de lo que hoy es el Movimiento Humanista,[5]​[6]​ donde militaba su hermano Jorge, quien luego se involucraría en la Juventud del PTR.

[9]​ Federico lideró esa formación musical en los discos tales como Wadu Wadu (1981), Recrudece (1982), Agujero interior (1983), Relax (1984),[10]​ Locura (1985), Virus Vivo (1986) y Superficies de placer (1987), en una carrera ascendente, signada por el éxito en Argentina, Chile, Paraguay y Perú, alcanzando más de cuatrocientas mil copias vendidas, sin incluir posteriores reediciones digitales.

[11]​ Hedonistas, provocadoras y ambiguas, con letras sensuales y ritmos bailables, muchas de las canciones incluidas en esos discos en estos días son consideradas verdaderas piezas clásicas del rock argentino:[12]​ «Pecado para dos» «Wadu Wadu», «El 146», «El probador», «Hay que salir del agujero interior», «¿Qué hago en Manila?», «Amor descartable», «Me puedo programar», «Pronta entrega», «Sin disfraz», «Una luna de miel en la mano», «Imágenes paganas», «Mirada Speed» y «Superficies de placer», entre otras, representan un notable testimonio del destape musical que llegó a Buenos Aires en los años 80, de la mano del renacer democrático.

[12]​ La verdadera identidad sexual de Moura siempre se mantuvo en secreto durante su vida para no afectar su popularidad con las mujeres, aunque en su círculo de familia y amigos más cercanos se sabía que era homosexual.

Todos estos homenajes coinciden en recordarlo como una influencia decisiva en la modernización del rock posterior a la última dictadura cívico-militar en Argentina.

Moura (en el centro) con Virus en 1985.