Es de destacar el cuerpo central, organizado por cuatro columnas gigantes y rematado por una gran peineta.
A principios del siglo XVIII, este edificio resultaba insuficiente, por lo que se amplió con otro claustro cuadrangular, con cuatro galerías, al que se abrían varias aulas construidas en el mismo momento.
En 1909, y con gran polémica, se decidió derribar el antiguo edificio (incluyendo la portada del siglo XV que se abría a la calle Librería), para construir un nuevo edificio siguiendo líneas eclécticas y proyectado por el arquitecto Teodosio Torres.
A un lado de la fachada se encontraba la torre del observatorio y al otro, la nueva torre del reloj que solucionaba la esquina entre la plaza de la universidad y la calle librería.
El proyecto poseía algunos problemas no solucionados: se construía una grandiosa fachada representativa a una calle estrecha como era la de la librería, por lo que estaba ahogada, y la fachada barroca se encontraba incorporada al edificio de manera muy torpe.
En el ático, sobre las columnas, se dispone la Astrología, la Medicina, la Filosofía y la Historia.
Por encima, un frontispicio, que repite la articulación de la parte inferior, alberga la estatua de la Sabiduría, -una matrona pisando a la ignorancia-, y remata en un ondulante frontón abierto en un óculo.
La realización escultórica es obra de la familia Tomé, en la que interviene tanto Antonio, el padre, como los hijos, Narciso y Diego.
La decoración se completa con guirnaldas, tarjetas y escudos, tarea en la que intervienen Alonso Carnicero, Manuel Gutiérrez, Juan de Lazbal, Francisco de Lazbal y Manuel Barredo.
Esto aliviará, cara al futuro, el sufrimiento de la piedra y evitará daños mayores.