Su madre, una maestra de secundaria que también trabajaba como comerciante para mantener a la familia, se convirtió en la jefa del hogar.
En 1988 su madre lo envió indocumentado a Estados Unidos y por un tiempo estuvo en un campo de refugiados.
[2] A su regreso a Nicaragua en 1990, retomó sus estudios en Matagalpa, donde tuvo como mentor al Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo Brenes, quien le pidió formar la pastoral juvenil de Matagalpa.
En este período aprendió sobre la no violencia, la participación ciudadana y el fortalecimiento de la democracia.
Ese mismo año, Maradiaga fue hospitalizado por un grupo de simpatizantes del gobierno en León.
El gobierno de España ofreció garantizar la nacionalidad a todos los presos.