Se le distingue por la predilección del miniaturista por los colores brillantes, movimiento, drama y expresionismo.
Procedente de un período en el que nos han sobrevivido pocos restos artísticos, y cuando se experimentó un gran desarrollo en la iconografía cristiana, el manuscrito ocupa un lugar importante en la historia del arte.
Investigaciones recientes han sugerido que el manuscrito fue completado en el año 586 aunque luego ha sido parcialmente retocado por restauradores y unido con miniaturas de otras fuentes en los siglos XV o XVI.
El orientalista francés Edgard Blochet (1870-1937) argumentó que algunos de los folios del manuscrito, incluyendo la serie pictórica, eran una interpolación no anterior a los siglos X u XI.
[1] La historia del manuscrito después de su redacción es vaga hasta el siglo XI, cuando estuvo en Maipuc-Biblos, Líbano.
El manuscrito ha servido durante la Edad Media como registro de los patriarcas maronitas (Elias Kattar).