Fue hijo del ilustre escritor y secretario de la reina Isabel II Antonio Flores.
[1] Combatió en la guerra de Cuba a las órdenes del general Martínez Campos y desempeñó distintas actividades en la isla.
En este mismo año publicó en Cuba Por un ratón y Recuerdos de mi tierra.
A su regreso a España fue redactor en Madrid de los periódicos La Época y el Diario de Madrid (1893),[1] y se inscribió en las filas de la literatura más sensacionalista del naturalismo radical, encabezado por Eduardo López Bago y sus seguidores Remigio Vega Armentero, Enrique Sánchez Seña, José Zahonero y Alejandro Sawa; todos ellos siguieron los postulados del positivismo de Claude Bernard, Hipólito Taine y Émile Zola que aspiraban a superar.
Desde sus orígenes sufrió una evolución desde el costumbrismo al naturalismo radical folletinesco.