Cuando se le preguntaba por las razones para tomar drogas, aducía su salud enferma, el insomnio y, más tarde, la muerte de su joven mujer a raíz del nacimiento de su único hijo.
Aun así, bajo la influencia de sus amigos, ingresó en el Inner Temple para estudiar leyes (licenciándose como abogado defensor).
Durante la parte final de la guerra se unió a una expedición alemana encargada de fletar munición y medicinas para los comandos bóeres a través del África Oriental Portuguesa (ahora Mozambique).
[6] Además, hizo observaciones sistemáticas de un grupo concreto de mandriles, y a partir de estos estudios se redactaron numerosos artículos para diversas revistas, y los libros titulados "My Friends the Baboons" (Mis Amigos los Babuinos) y "The Soul of the Ape" (El alma del Simio).
Marais consideró emprender acciones judiciales contra Maeterlinck, pero abandonó la idea debido a los costes y al esfuerzo necesarios para la tramitación de la demanda.
El antropólogo social Robert Ardrey dijo en su introducción a "El alma del simio" cuando el libro fue publicado en 1969, que: «Como científico fue único, supremo en su tiempo, un trabajador en una ciencia todavía por nacer».
Hay evidencias de que el tiempo que dedicó a sus investigaciones en las montañas salvajes del norte de Pretoria le trajeron la felicidad y la paz, y le proporcionaron además inspiración artística.
[2] En el poema Waar Tebes in die stil woestyn, escribe (traducido al inglés por J. W. Marchant):