Estefania Carròs i de Mur destacó por sus pioneras ideas sobre la libertad femenina, así como por su devoción hacia los pobres.
Además, en el testamento dejó escrito el deseo que su féretro fuera conducido por frailes y pobres[4] La enseñanza que impartió Estefanía estaba destinada a integrar plenamente las chicas dentro de la sociedad a la cual pertenecían, proporcionándoles recursos para ser y sentirse útiles.
La educación religiosa tenía un papel muy importante en la formación, así como aprender a hilar, coser o leer y escribir; ahora bien, la finalidad última era que pudieran elegir con responsabilidad su futuro.
Estefanía, en su testamento, deja escrito que Aldonza «pueda casarse a su libertad, y que aquella obligación no la pueda perjudicar en bienes ni en otra cosa, como esta sea nuestra voluntad» (pugui casar-se a sa llibertat, i que aquella obligació no la pugui perjudicar en béns ni en altra cosa, com aquesta sia nostra voluntat).
El notario Joan Vilaplana fue quién validó el testamento, pero no fue quién lo redactó: Estefanía ya disponía de su testamento escrito en doce folios por ambas caras, con múltiples rectificaciones y enmiendas, donde detalla cada una de las disposiciones.
Una vez leído, lo entregó al notario con la promesa que lo abriría y lo publicaría después de su muerte.
Su testamento es una fuente de un gran valor documental, primero por la extensión que presenta; en segundo lugar porque nos permite conocer la fuerte personalidad de Estefanía al pedir con firmeza que sus voluntades fueran respetadas sin que nadie pudiera interferir en la decisión, ni siquiera el papa;[1] y en último lugar, por la información que se desprende, puesto que nos permite conocer de cerca la educación de las niñas en la práctica cotidiana.