Se encuentran sobre todo en Flandes y los Países Bajos Los beguinajes estaban rodeados por murallas y separados de la ciudad por varias puertas que se cerraban por la noche.
Las beguinas procedían de un amplio espectro social, aunque solo se admitía a mujeres pobres si contaban con un benefactor que pagara sus gastos.
En algunos lugares, los beguinajes han desaparecido, pero algunas calles conservan nombres que recuerdan su presencia, como sucede en Delft o Utrecht (en los Países Bajos).
Actualmente, los beguinajes existen bajo estas dos formas: En Alemania se creó en 1998 la granja «Lieselotte»,[1] un moderno beguinaje al que se asocian libremente mujeres de todas las edades y condiciones con la intención de vivir en comunidad.
Como en el caso de las personas que viven en su domicilio, se trata de ofrecer alojamientos individuales o colectivos (apartamentos) seguros y adaptados a los ancianos, y en especial, a los que han perdido movilidad.