El estándar de combustibles bajos en carbono (en inglés: low-carbon fuel standard) es la normativa establecida por un órgano público con el fin de reducir la intensidad de carbono en los combustibles utilizados por el sector transporte respecto a la intensidad asociada a los combustibles convencionales derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel.
Los combustibles bajos en carbono más comunes disponibles en el mercado son los combustibles alternativos y los combustibles fósiles limpios, como el gas natural vehicular (GNC y GNL).
[7] Varios proyectos de ley han sido propuestos en los Estados Unidos para una regulación similar con vigencia a nivel nacional pero con normas menos estrictas que las de California.
Las emisiones son medidas en gramos equivalentes de CO2 por unidad de energía provenientes del combustible.
[14][15] CARB espera que una nueva generación de combustibles sea desarrollado con tecnologías que permitan producir etanol de celulosa utilizando como insumos algas, madera, desechos agrícolas como paja y mijo, así como gas natural obtenido de rellenos sanitarios.