Escuela dogmática (medicina)
Dieron el nombre de causas ocultas a todo lo concerniente a los elementos o principios que componen el cuerpo y que ocasionan la buena o mala salud.Pues estaba claro que el tratamiento debería ser diferente si las enfermedades surgían del exceso o deficiencia de alguno de los cuatro elementos, como suponían algunos filósofos; o si dependían de los humores del cuerpo, como pensaba Herófilo; o si debían ser atribuidas a la respiración, como pensaba Hipócrates (quizá aludiendo a su Περὶ Φυσῶν, De Flatibus, que hoy se considera espurio); o si la sangre provoca inflamación al pasar desde las venas, su contenedor natural, a otros vasos que solo deben contener aire, produciendo el insólito movimiento de la sangre que se aprecia en la fiebre, de acuerdo con la opinión de Erasístrato; o si ocurre que ciertos corpúsculos se detienen en pasajes invisibles y bloquean el paso, como afirma Asclepíades.La escuela dogmática no negaba la necesidad de los experimentos, pero afirmaba que dichos experimentos no se pueden hacer, ni nunca se habían hecho, más que razonando.Seguían diciendo que con frecuencia se veía la aparición de nuevas enfermedades para las que ningún experimento ni práctica había aún ofrecido curación; por tanto, era necesario observar de dónde procedían y cómo se originaban porque si no, nadie podría decidirse por un determinado remedio en lugar de otro.Y en cuanto a las causas manifiestas, que son las que fácilmente pueden ser descubiertas por cualquiera y donde solo hay que saber si la enfermedad proviene del calor o del frío, o por haber comido demasiado o demasiado poco, etc., decían que era necesario informarse de todas ellas y someterlas a una adecuada reflexión, y no detenerse en ellas sin investigarlas con mayor profundidad.