La tercera participación escocesa, última durante la era aficionada, ilusionaba debido a la performance anterior y la última aventura de esa generación.
Escocia integró el grupo D con la debutante Costa de Marfil, Les Bleus y la dura Tonga.
La prueba contra Francia definía al ganador del grupo y evitaba enfrentar a los All Blacks, por lo que se debía vencer al técnico Pierre Berbizier y sus alineados: Louis Armary, la estrella Olivier Roumat, Marc Cécillon, Fabien Galthié, la leyenda Philippe Sella y el capitán Philippe Saint-André.
[1] Los cuartos los cruzó ante la favorita Nueva Zelanda, que había eliminado a los Dragones rojos, era dirigida por Laurie Mains y formaba: el capitán Sean Fitzpatrick, Ian Jones, la estrella Zinzan Brooke, Graeme Bachop y la promesa Andrew Mehrtens.
Los británicos no pudieron frenar a Jonah Lomu, pese a marcar 30 puntos y quedaron eliminados.