La ermita tenía su propia romería que se celebraba cada año el 1 de marzo.
Este conjunto de personas, a sueldo del municipio, eran los porteros.
[1] El Madrid del siglo XVII tenía dos recintos cercados, por un lado la propia ciudad, y por otro la Casa de Campo.
La ermita de sencilla planta tenía una nave donde residía la talla, y otras dos dependencias: una para la sacristía y otra para el eremita encargado de sus cuidados.
[1] Se trasladó la imagen a la ermita del Cristo de la Oliva.