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Sawyer tiene algo para usar de pelota y les propone a los demás jugarse “sus” pertenencias en un partido de ping pong: si él gana las recupera y si pierde el castigo es que no le puede decir apodos a sus compañeros por una semana.Rousseau dice que sobrevivió hasta ahora evitando estas situaciones y se interna en la selva evitando participar y coordinando una poco alentadora reunión con los sobrevivientes de esta locura.Según él, a través de un aviso en el diario que pregonaba querer salvar al mundo, y que como le gustaban las computadoras había ido a esa estación, La Llama, hace once años.Mientras, Locke encuentra una computadora en la que hay un juego de ajedrez y se pone a jugar al mismo.Se entera de que Los Otros tienen un submarino, y así entiende como los emboscaron en el muelle.Locke lo intenta pero le dice que la antena parabólica no funciona, si quiere intentar con el Sonar debe probar 56, tampoco funciona (aparentemente a causa de la explosión de El Cisne).Inclusive Hugo le dice que lamenta haberle pegado en la frente con el último remate.En los retrocesos, Sayid en París es identificado como torturador por una de sus víctimas, una mujer llamada Amira (Annie Bedlan), cuyo esposo tiende una trampa al ofrecerle empleo a Sayid, que cae en la celada.Para rescatarlo, ella se atrevió a salir de su apartamento, en el que vivía aterrorizada por las consecuencias síquicas del tormento recibido de Sayid, a quien finalmente perdona y hace liberar, según le dice, "porque no quiero ser como ellos" (los torturadores del gato, y de ella).