Sus bienes le fueron confiscados pasando a la Casa de Condé.
Con él se extinguió la rama mayor de los Montmorency.
El Rey en persona se desplazó para castigar las revueltas a que ello dio lugar.
Los protestantes, considerándose amenazados, se reagruparon en torno al duque de Rohan y volvieron a iniciar la batalla.
El Rey tenía las manos libres para luchar contra los protestantes.
El enfrentamiento duró poco más de media hora.