[10] Francisco Giner de los Ríos, miembro del tribunal que lo evaluó, quedó tan impresionado con el joven estudiante que lo visitó más tarde el mismo día, le ofreció protección y amistad.
[11] En esa época comenzó a destacar en la Juventud católica de Madrid en las polémicas contra los constitucionales, defendiendo la monarquía tradicional.
[13] Fue juez en numerosos tribunales de oposiciones, asistió congresos jurídicos nacionales [14]y era popular entre sus estudiantes quienes apreciaban su estilo claro, su cortesía y su benevolencia.[n.
[15][16] Escribió en varias publicaciones tradicionalistas locales, primero en La Tesis, después en La Región, La Tradición, La Época y finalmente en La Información.
[18]Los jesuitas, que entonces representaban el sector más radical y hostil al episcopado de la iglesia salmantina, apoyaron a los integristas liderados por Gil Robles.
También este periódico integrista acabaría siendo condenado y prohibido en 1897 por el obispo de Salamanca.
[37] Durante la crisis del carlismo en 1888, Gil Robles decidió unirse a la escisión integrista liderada por Nocedal[38]firmando el Manifiesto de Burgos.
[44]Aparte de otras razones,[45]Gil Robles supuestamente se sentía incómodo con la virulenta campaña integrista contra el reclamante carlista.
[47]Más tarde ese año, los dos rompieron por completo,[48]su altercado público fue aplaudido por la prensa republicana.
[49] Gil Robles regresó al partido carlista[50] tras un intercambio de cartas cordiales con Carlos VII en 1899,[n. 3] y comenzó a publicar trabajos suyos en el principal órgano de prensa del partido, El Correo Español (anteriormente había sido colaborador asiduo del diario integrista El Siglo Futuro).
[53] En 1903 renovó su candidatura a las Cortes,[54] esta vez casi aseguró la victoria presentándose por la circunscripción de Pamplona dominada por los carlistas.
[55]En el parlamento se convirtió en portavoz de la minoría carlista[56]y hasta 1905 la prensa informó con bastante frecuencia de sus intervenciones sobre gran variedad de temas, que iban desde la educación hasta la cuestión catalana, el orden jurídico, la organización del comercio, la política exterior, el reglamento interno del Congreso y la religión.
Sobre este paso por el Congreso, relata Enrique Esperabé lo siguiente: La legislatura en la que ejerció de diputado concluyó en 1905.[57][n.
En las esquelas no se hizo constar otro título que el de «terciario carmelita» habiendo renunciado a la gran cruz de Alfonso XII que le había concedido el Gobierno.
El obispo, afín al tradicionalismo, le dijo en aquella ocasión que no podría seguir dando licencia eclesiástica a sus obras, a pesar de la ortodoxia incontrovertible de las mismas, «por graves razones» que no le ocultó.
[60] En el discurso académico actual, como teórico del derecho, Gil Robles es catalogado como 'iusnaturalista' perteneciente ya sea a la escuela neoescolástica[61]o neotomista,[62]deudora de Luigi Taparelli, José Prisco[63] y Luis Mendizabal Martín.
[75]Según su hijo: “fue fiel hasta su muerte a los principios del tradicionalismo y leal a la dinastía carlista”;[76][n. 5] José María Gil-Robles admitió haber estado en deuda política con su padre[n. 6][n. 7], pero sus visiones de la democracia cristiana y su acción política fueron totalmente incompatibles.
[8][83]Fueron padres de tres hijos aunque solo le sobrevivieron los dos últimos: Carmen y José María.