Encomiendas en Nueva España

La encomienda no incluía las tierras de los indios, ni jurisdicción civil o criminal sobre ellos.[4]​ Se enviaron jueces visitadores que recorrían los pueblos y realizaban "moderaciones" del tributo.En 1536 se dispuso que las encomiendas solamente permanecerían durante "dos vidas", la del beneficiario original y un heredero.Sin embargo prontamente se concedieron a colonos llegados tardíamente, funcionarios (como los mismos virreyes) y sus parientes, al igual que obispos (como fray Juan de Zumárraga o Vasco de Quiroga).[9]​ La encomienda quedó solamente como una especie de renta o pensión pagada por la Real Hacienda.A medida que pasaba el tiempo, los herederos fueron muriendo, y la Corona se apropió de sus encomiendas, aunque algunas perduraron por más generaciones, por concesiones particulares.En la Capitanía General de Yucatán se mantuvo por la inseguridad del dominio español, así como el prestigio y el ingreso que proporcionaba a los encomenderos.[11]​ En la Nueva Vizcaya las encomiendas se concedieron por los gobernadores para "reducir" a los indios no cristianos, que eran traídos por la fuerza para residir en las haciendas y propiedades de los españoles.Si bien se les llamaba encomiendas, realmente ya no lo eran en los términos previstos por las leyes para esta institución.