Emilio Martínez-Vallejos

[3]​ Todas estas cosas reunidas le costaron sucesivamente a Martínez-Vallejos el pase a la situación de reemplazo, tres destierros y la vigilancia constante que sobre él ejercieron las autoridades militares.De simple voluntario entró en campaña, tomando parte en las acciones de Peña-Plata, Vergara, Mondragón y Eraul, hasta que acompañando al General Elío en la revista de inspección que hizo a las fuerzas carlistas del Norte, recibió Martínez-Vallejos la confirmación del empleo de Comandante, cuyas insignias hacia ya cinco años que las había llegado a ostentar en el Ejército liberal.Al terminar esta misión, fue nombrado General de División por Don Carlos.[3]​ Después, por mediación del general carlista Carlos Calderón, entró a servir en la Compañía Trasatlántica: navegó sucesivamente y durante 15 años en los magníficos buques de dicha Compañía, desempeñando en ellos el destino de Sobrecargo, haciendo las líneas de Filipinas, Buenos Aires y Cuba.Al estallar la guerra contra Estados Unidos, combatió en su último barco Alfonso XII, armado en guerra, como Contador de Navío honorario, siendo dicho buque acribillado e incendiado por los norteamericanos en el Mariel, donde se hundió en la boca del puerto.[3]​ En la última etapa de su vida vivía en Barcelona, desempeñando un importante cargo en la Secretaría de la Compañía Trasatlántica, donde, según su biógrafo, «era muy apreciado y respetado por su honradez, laboriosidad e inteligencia».En su funeral estuvieron representadas todas nuestras entidades y organismos políticos de la Comunión Tradicionalista.