En 1826, se sumó a la flotilla dirigida por su padre y el joven marino británico Francisco Drummond, quien pronto se comprometió en matrimonio con Elisa Brown, en ese entonces de solo diecisiete años de edad.
Drummond dejó al mando al teniente Roberto Ford y partió con el único bote aún disponible a buscar municiones en los otros buques.
Dicen que su padre nunca se repuso de la tragedia.
Guillermo Enrique Hudson contaba haberlo visto muchos años después como un fantasma, vestido de negro y parado en la puerta de su casa, mirando fijamente a la distancia.
Su leyenda, en inglés dice “Victim of the treacherous wave/This marble o’er thy lowly grave/Thy mournful parents raise/Who whilst they weep thy helpless fate/And early virtues contemplate/Gods dispensations praised”.