Elfriede Rinkel

[1]​[2]​ Es notoria por haber estado casada durante décadas con un judío estadounidense de origen alemán, cuya familia pereció en el Holocausto.

Aunque las autoridades norteamericanas habían enviado a la Oficina Central para la Investigación de Delitos Nacionalsocialistas en Ludwigsburg material en meses anteriores, no hubo petición de extradición por parte del país germano, por lo que se recurrió a la deportación conforme la ley estadounidense vigente.

La pasividad de la justicia alemana en este caso se habrá debido a la falta de pruebas que relacionaran a la exguardiana directamente con el asesinato de personas concretas o la ayuda activa a cometer tal asesinato (Beihilfe zum Mord en la legislación alemana), mientras que los demás crímenes de los que sí hubiera podido ser acusada ya habían prescrito (el único delito que nunca prescribe en Alemania es el asesinato).

[9]​ En sus encuentros con la OSI, cuando fue preguntada sobre su papel en el campo de concentración, Rinkel insistió en que sus acciones nunca fueron abusivas, que no usaba a su perro como arma o instrumento de abuso contra los internos y que nunca se adhirió a la infrahumanización de la población judía del campo.

[10]​ Sin embargo, expertos como Insa Eschebach, historiadora y directora del memorial de Ravensbrück, han rechazado esta posibilidad, ya que las vigilantes que manejaban a los perros (Hundeführerinen) —todas miembros de las SS-Totenkopfverbände— eran elegidas por su fanatismo, entre otras cosas.

Estas se encargaban de hacer trabajar hasta morir a las mujeres exhaustas y hambrientas.

Se trataba por tanto de trabajo voluntario, en el que participaban todas, y no estaban allí estrictamente por cumplir órdenes como algunos han alegado para su defensa.

Su celo por su intimidad, como también la reticencia de la comunidad judía californiana a hacer declaraciones al respecto, han dejado dos cuestiones en debate: la duda por si su marido conocía los detalles de su servicio durante en nazismo, y su posible —según algunos, probable— percepción como judía por la comunidad.

[13]​ Rinkel juró durante su interrogatorio en Estados Unidos que su marido nunca llegó a conocer su pasado nazi.