Estos comicios fueron ampliamente cuestionados en el ámbito internacional y local por ocurrir en plena Guerra Civil Siria.
[5] Algunos grupos rebeldes aseguraron que interrumpirían la elección a como diera lugar, incluso bombardeando colegios electorales y zonas controladas por el gobierno.
[6][7][8][9] Otra declaración, emitida por la Unión Islámica de Ajnad al-Sham, la Legión del Sham, el Ejército de los Muyahidines, y el Frente Islámico, prometía que dichos grupos "no atacarían a los votantes, pero recomendaban a los mismos permanecer en sus casas en caso de que el gobierno sirio lo haga".
[26] Desde 2011, Siria se encuentra sumergida en una guerra civil que ha faccionado en gran parte a la población, por motivos religiosos, étnicos o sectarios.
En 2012, en el marco de la guerra civil y en un intento de obtener legitimidad,[30] el gobierno sirio organizó un referéndum que, con una participación baja, aprobó una nueva constitución multipartidista, que eliminaba el monopolio político del Partido Baaz y preveía que las elecciones presidenciales serían directas y con más de un candidato.
[43] También declaró que las operaciones militares del gobierno no se interrumpirían por la elección.
[48] Los otros dos candidatos, sin embargo, fueron vistos internacionalmente como "esencialmente simbólicos" y "figuras poco conocidas".
[2] En primer lugar, presentó su candidatura Bashar al-Ásad, presidente incumbente, del Partido Baaz.
El partido de la Voluntad Popular negó mantener cualquier relación posterior con Hajjar.
[49] Las otras veintiún candidaturas fueron desestimadas por el gobierno por no cumplir alguno de los requisitos.
[52] Andrew Gelman sugirió que los resultados podrían ser fabricados sobre la base de los números exactos improbables.
[53] Por ejemplo, 10319723/11634412 = 0,886999962, por lo que el número de 88.7% para Bashar al-Ásad es correcto a solo votantes más cercanos.