El sillón del Diablo
Esta leyenda afirma que, la persona que intente destruir el sillón en cuestión o se siente en él sin ser apto, morirá al cabo de tres días.[3]Esta novela mezcla hechos históricos y de la propia leyenda para construir el azaroso camino que llevará a Andrés de Proaza a cometer sus crímenes en nombre del diablo.El bedel en cuestión fallecería a los tres días por causas naturales, y su sustituto, que adquirió la misma costumbre de sentarse en el sillón, acabó corriendo la misma suerte.[4] Fue entonces cuando la leyenda volvió a surgir con fuerza, por lo que la universidad decidió colgar la silla boca abajo, en el techo de la capilla universitaria.Estuvo allí hasta 1890, cuando finalmente pasó a manos del Museo Arqueológico de Valladolid, donde se encuentra hoy día con un recinto precintado.