El pato silvestre

Con respecto al argumento, una familia vive feliz y tranquila, pero sufrirá las consecuencias de un pasado oscuro.

Hijo del rico cónsul Håkon Werle, Gregers toma habitación en la casa del modesto fotógrafo Ekdal, un hombre apocado que deja lo más duro de su trabajo en manos de su esposa Gina para dedicarse a desarrollar un fabuloso invento que piensa le sacará definitivamente de apuros.

Gina, la propia esposa del fotógrafo Ekdal, resulta haber sido ama de llaves del cónsul y también su amante, como lo es la que actualmente ocupa el mismo cargo.

Los oscuros secretos que se guardan en la trastienda del hogar aparentemente feliz de los Ekdal se van revelando poco a poco ante Gregers, que intenta llegar a la verdad, los imperativos de lo ideal.

La intención de Gregers Werle sería digna de elogio si ejecutarla no significara llevarse por delante la felicidad que a la familia Ekdal les ha constado tanto alcanzar y no digamos mantener.

Gregers Werle, que en ningún momento se considera culpable por haber desatado la pesadilla, dialoga con el cínico Relling.

Relling es el personaje secundario que Ibsen introduce como contrapunto de Gregers Werle.