El cementerio de Praga

Su aparición simultánea a la del escándalo WikiLeaks, con el que comparte paralelismos señalados por el propio autor,[1]​ y las críticas negativas recibidas por ciertos medios (publicaciones cercanas al Vaticano y la comunidad judía italiana)[2]​ han alimentado cierta polémica.

La novela tiene como tema central la gestación de documentos falsificados (similares a Los protocolos de los sabios de Sion) que van añadiendo paulatinamente los diferentes elementos de la denominada conspiración judeomasónica como respuesta a distintos intereses y en distintos países a lo largo del siglo XIX, e inspirándose en diferentes anécdotas biográficas u obras literarias de personajes imaginarios o, en la mayor parte de los casos, reales (como Augustin Barruel, Maurice Joly, Eugène Sue, Alejandro Dumas, Sigmund Freud, etc.)[3]​ El principal recurso literario utilizado es la multiplicación de la figura del narrador protagonista.

Este entra en diálogo consigo mismo a través de un diario compartido por ambas personalidades, que se va ofreciendo al lector con sucesivos saltos temporales (analepsis, elipsis), alteraciones de la memoria y reconstrucciones discontinuas del hilo de los hechos.

Al mismo tiempo, el propio autor de la novela, como tercera figura de narrador, también interviene interrumpiendo el hilo del discurso para resumir y comentar.

Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el Gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia.