[1] Las otras partes del retablo se conservan hoy en la catedral, obra de Matteo di Giovanni.
El río traza una S invertida, motivo recurrente en las composiciones de Piero della Francesca (el corte en la ropa de la Madonna del parto) como los personajes sólidos, bien asentados sobre sus pies.
Es una pintura al aire libre que realiza la unión de dos elementos: el paisaje y los personajes.
Las tonalidades no son muy vivas, al bañar las figuras con esa luz blanca y uniformemente distribuida.
Este paisaje rico y diferenciado es inusual en la pintura florentina de la época.
Así, la paloma del Espíritu Santo es similar a las nubes sobre el fondo; Jesús se parece al blanco tronco del árbol que hay junto a él, observándose que los árboles se van oscureciendo conforme se alejan de Cristo; el motivo de la línea curva se presenta en las eses del río Jordán y en la postura del joven que va a ser bautizado que está a la derecha.
Finalmente, para testimoniar la síntesis geométrica que tanto amaba Piero della Francesca, Juan Bautista forma con el brazo derecho y con la pierna izquierda dos ángulos de la misma amplitud.