El Más Querido

[3]​ Alberto de Wallenstein desarrolló un gusto por los equinos que le llevó a obsesionarse con tener su propia yeguada.

[4]​ Aunque no está confirmado, es muy probable que El Más Querido proviniese de dicha yeguada.

El Más Querido acompañaba al duque en sus viajes, estando presente durante sus estancias en Praga, en concreto en el Palacio Wallenstein, que contaba con una caballeriza de 37 departamentos y una piscina para los equinos.

[1]​ Alberto de Wallenstein, al ver a su caballo favorito muerto y como muestra de gratitud ante el corcel que varias veces le había salvado la vida y al que adoraba, ordenó llevar los restos del mismo a su palacio de Praga e invitó a los mejores taxidermistas del Sacro Imperio para disecar al corcel, que ocuparía un lugar de exposición en su palacio.

[1]​ Afortunadamente, en 1978, en la entonces República Socialista Checoslovaca, se preparó el Museo Regional de Cheb, en Cheb, localidad donde falleció Alberto de Wallenstein y a donde se decidió trasladar el caballo tras someterlo a una restauración previa.