[3] La población se halla en una vaguada, entre las laderas del Castillo (este) y otro cerro alomando (oeste).
[4] El caserío de la villa se arracima en torno a la parroquial y a sus dos plazas -«plaza Mayor» y la «plazuela del Horno»-; en la última pervive uno de los dos monumentales olmos centenarios que la sombreaban.
El callejero se distribuye de forma irregular por la vaguada, con nombres de honda resonancia entre los lugareños: Castielfabib, Castillo, Liriazo, Medio, Pilón, San Roque, Virgen del Carmen, Virgen del Pilar.
Asimismo, nombres entrañables de su toponimia son las partidas de su término: Cantalares, Cañamar, Carrera, Cerrado del Mlino, Cuelavar, Hortal, Mojón de Castiel, Pontón del Río, Poza, Quinchuelas, Rincón Centinela, Rincón Bataneros, Río Arriba, Saceda, Sombra del Río, Trascastillo... –en el regadío-; y en el secano: Barranco, Canalón del Pozo, Casarejos, Cerro san Pedro, Covarrón, Era Sacristanes, Escobarejos, Hoya Pinosa, Hoya Quemada, Labradas, Loma Nicanor, Loma Zorras, Majadilla, Mazorra, Mijares, Morrón del Rato, Pajar Álvaros, Peña Blanca, Pico Gil Saceda, Pieza Redonda, Rato, Santana, Trapas, Viñas del Moro, etc.[5] La historia de la localidad se remonta a la Baja Edad Media, su nombre ya aparece en el «Pacto de Daroca» (1142), suscrito entre Ramón Berenguer IV y los maestres del Temple y el Hospital, por el que éstos renunciaban a sus derechos en relación con el testamento de Alfonso I el Batallador: «...Ródenas, hasta Santa María de Albarracín, Lo Corbo, Qastell-Haybib, Ademuç, Serrella de la Puente, Alponten, Torralba, Montán..., con ineludible obligación de Templarios y Hospitalarios de contribuir a su conquista de manos agarenas».
En relación con el fogaje del rey Fernando II el Católico (1495), la población de El Cuervo censaba 27 fuego, equivalente a 121 habitantes, conservándose el listado de los pater familias, comenzando por el vicario, mossen Francisco Talayuelas.
Cuando cada obispo se posesionó de su mitra comenzó una enconada batalla legal entre ambas diócesis para dilucidar a quién debía pertenecer el Cuartillejo del Cuervo, conjunto de cuatro lugares: El Cuervo, Tormón, Las Alobras y Tramacastiel.
Al comienzo de la tercera década del siglo XX (1924) se creó en El Cuervo una curiosa sociedad denominada La Fraternidad Labradora, cuyos estatutos fueron aprobados por el Gobierno Civil de la provincia.
La iglesia parroquial fue desmantelada, quemado el mobiliario -material ornamental (Retablo del Altar Mayor) y mueble, así como los libros parroquiales (Quinque libri)-, destinando el edificio a almacén de intendencia.