Del antiguo castillo medieval solo pervive el topónimo –calle Castillo y zona del Trascastillo-: los escasos restos que quedan se hallan en un cerro rocoso situado al levante de la población.
[1]-[2] Debido a lo perdido de sus ruinas, Andrés Valero (1960) no lo recoge en su estudio sobre los castillos turolenses,[3] tampoco el investigador Guitart Aparicio (1987).
En la parte septentrional (más elevada) existe una gran oquedad labrada en la piedra tosca correspondiente a la denominada cueva de los Moros o cueva del Moro, a la que puede bajarse por unas escaleras labradas en la misma roca.
En la zona meridional (más baja) perviven semi-enterrados los restos de un aljibe con la bóveda hundida.
Fácilmente defendible por su estratégica situación, pudo estar rodeado en su base oriental por un lienzo de muralla formando el «alabar», un espacio de servicios ocupando lo que hoy es una era abandonada con su hacinadero y varios pajares arruinados.