Tras la muerte de José Moreno Santamaría en 1910, la ganadería se separa en dos partes que van a parar al hermano de José Moreno y a sus dos sobrinos.
En 1948 ambos hermanos dividen la ganadería; tras el fallecimiento de Justo José Moreno Santamaría, su hija Pilar Rufino la hereda, y la mantendrá hasta el año 1983.
Tres años más tarde es Pedro Gutiérrez Moya quien adquiere las reses y el hierro, trasladándolo todo desde El Castillo de las Guardas hasta su actual emplazamiento en San Pelayo de Guareña, formando así la ganadería.
Son en total 430 vacas las que se emplean, y cuyos descendientes machos son trasladados a la finca Espino Rapado para ser criados como futuros toros de lidia.
Atienden en sus características zootécnicas las que recoge como propias el Ministerio del Interior:[21]