La primera mención a un perdido Cantar o Gesta del Abad Don Juan de Montemayor se dio en el siglo XIV, en el proemio de un poema en portugués, hoy perdido, de Alfonso Giraldes sobre la Batalla del Salado (1340), en la cual este autor se halló.
Aunque la acción transcurre en Portugal, la historia posee una gran analogía con la del alcalde de Madrid Gracián Ramírez, que degolló a sus hijas al verse sitiado por los moros, pero estas fueron resucitadas por la Virgen de Atocha.
Como desconoce que el monasterio de Alcobaça fue fundado por Alfonso Enríquez, rey de Portugal, debía ser leonés; aunque la leyenda fue muy popular en Portugal, lo fue a partir del siglo XVI, porque su origen verdadero era leonés.
García crece como caballero pero traiciona la fe cristiana y se convierte al Islam, pasándose al bando de Almanzor con el nombre de Zulema.
Al regresar al castillo encuentran resucitados a todos los sacrificados la noche anterior, y el abad hace voto de pasarse la vida en el mismo sitio donde se obró el milagro y se cuenta que el Monasterio de Alcobaça fue construido en ese mismo lugar para conmemorar el hecho.