Egide Walschaerts

En 1842 se incorporó al Ferrocarril Estatal Belga y dos años más tarde había alcanzado el grado de capataz.

Fue nombrado superintendente en jefe de talleres poco después, pero misteriosamente, para una carrera temprana tan meteórica, nunca ascendió más alto.

La empresa no le permitió patentar el dispositivo porque su rango profesional se consideraba demasiado bajo.

Un ingeniero colega y amigo, M. Fisher, solicitó la patente en su nombre, pero nunca reclamó ninguna contribución a la misma.

El nombre de Walschaerts en los documentos omitió por error la 's' final, lo que provocó confusión sobre su ortografía correcta en los años siguientes.