Aunque sus derechos sucesorios eran, teóricamente, bastante sólidos, en realidad fue un personaje de poca importancia cuya legitimidad fue cuestionada.
Su madre ya estaba embarazada cuando entró en la torre, y se la sometió a duras condiciones de vida, al parecer en la esperanza de que abortara o muriera.
No obstante, y a pesar de los deseos de Enrique VIII, la sucesión se hizo por la línea mayor, lo que colocó a Jacobo I en el trono inglés.
La reina Isabel I nunca anuló oficialmente el testamento de su padre, pero Jacobo heredó el trono con el apoyo del Parlamento de Inglaterra.
Edward se casó con Honora Rogers a mediados de 1582, y tuvieron seis hijos: Edward murió antes que su padre, lord Hertford (d. 1621), al igual que su hijo mayor, y fue su segundo hijo, William, el que heredó el título de conde de Hertford.